Los Prototaxites son los hongos más antiguos y extraños de los que se tiene registro. Se estima que vivieron distribuidos por el planeta aproximadamente entre 420 y 360 millones de años atrás. Durante esa época, que abarca parte de los períodos Silúrico y Devónico de la escala temporal geológica (era Paleozoica), la superficie terrestre tenía un aspecto muy distinto al que conocemos hoy en día.
Las plantas vasculares simples, los ancestros de las conocidas coníferas, helechos y plantas con flores de hoy, comenzaron a diversificarse en la tierra durante el Período Devónico. Los milpiés, los insectos sin alas y los gusanos se encontraban entre otros tantos que se movían por la tierra para entonces, pero ningún animal con columna vertebral había evolucionado aún fuera de los océanos.
Aunque las plantas vasculares se habían establecido en la tierra 40 millones de años antes de la aparición de los prototaxites, la más alta entre ellas no medía más de medio metro de altura. Recién a finales del Devónico, hace aproximadamente 345 millones de años, evolucionaron los árboles grandes.
Los Prototaxites llegaron a alcanzar 8 metros de altura y crecieron adoptando una forma parecida a la de un tronco de árbol, construidos por un entramado de tubos de diámetro menor a 50 μm. Están considerados como los organismos no animales más grandes de aquella época. Estos gigantes fosilizados eran los cuerpos fructíferos de los hongos que se expandían bajo tierra. Algunos científicos postulan que alcanzaban esta altura para poder distribuir sus esporas a mayor distancia.
La clasificación de los Prototaxites generó controversia por más de un siglo.
Los primeros de los que se tiene registro fueron vistos a orillas de la bahía de Gaspé en Quebec, al este de Canadá. Tenían aspecto de grandes troncos de árbol petrificados. El botánico J. W. Dawson fue el primero en describirlos (1859). Pensó que se trataba de madera podrida relacionada con los Taxus y de ahí que los bautizó como Prototaxites. A fines del siglo XIX, hubo científicos que postularon que se trataba de un alga gigante. Recién en el 2001, cuando el paleobotánico Francis Hueber, tras 20 años de investigación publicó sus estudios, no sólo descartó la hipótesis de que se tratara de plantas, sino que también los clasificó como un hongo gigante.
En el año 2007, Científicos de la Universidad de Chicago y el Museo Nacional de Historia Natural en Washington, D.C., presentaron nueva evidencia para resolver la misteriosa identidad de estos organismos que según sus palabras, son los más extraños que jamás hayan existido. Sus análisis químicos confirmaron los postulados de Francis Hueber (Universidad de Chicago. «Organismo misterioso prehistórico verificado como hongo gigante». Ciencia diaria. ScienceDaily , 24 de abril de 2007. < www.sciencedaily.com/releases/2007/04/070423080454.htm >).
Imagen de portada: Recreación del hongo. (Ilustración: Elsevier/hueber/New Scientist)