Hongos saprófitos. Andreas by Pixabay

Los hongos saprófitos, recicladores por excelencia

Hay muchas maneras de clasificar a los hongos y una de ellas es según su modo de vida:

  • están los hongos saprófitos, que obtienen su energía (alimentación) de la materia animal o vegetal, muerta o en descomposición; 
  • están los liquenizados, que forman simbiosis con distintos tipos de algas;
  • los micorrícicos, que forman simbiosis con las raíces de las plantas;
  • y los hongos parásitos, que forman una relación con otro ser vivo (huésped) y del que obtiene algún beneficio, en tanto el huésped recibe un daño o perjuicio.

En este posteo vamos a dedicarnos a los primeros, los hongos saprófitos. Estos hongos usualmente se alimentan de materia animal o vegetal, muerta o en descomposición y por lo tanto tienen un rol importantísimo en la naturaleza. Son indispensables para completar los ciclos biogeoquímicos (movimiento de los elementos como carbono, nitrógeno, azufre y otros, entre los seres vivos y el ambiente) y los flujos de energía en los ecosistemas.

Si estos hongos no estuvieran en la naturaleza, la mayoría de los troncos de los árboles una vez muertos no entrarían en descomposición. De ahí su importancia.

Estos hongos descomponen el tejido animal o vegetal muerto a través de un grupo de enzimas que liberan desde las hifas, que son capaces de degradar fuentes de carbono complejas como la celulosa, la lignina o el almidón y transformarlas en moléculas sencillas y nutritivas como azúcares y aminoácidos.

Así como vimos en el posteo sobre levaduras, donde estos pequeños hongos eran capaces de degradar el almidón de los alimentos en unidades de glucosa, en la naturaleza encontramos hongos saprófitos capaces de degradar la lignina, que es un polímero de las paredes celulares de las plantas.

A diferencia del almidón o la celulosa que son polímeros cuyas unidades son hidratos de carbono simples como la glucosa, la lignina es un polímero formado por otras moléculas (monolignoles). Este polímero de las paredes celulares de las plantas es responsable de gran parte de la resistencia mecánica de los tejidos y por lo tanto es muy abundante en las plantas leñosas. Junto con la celulosa son los principales componentes de la biomasa vegetal. 

El rol fundamental de los hongos en los ciclos de la materia orgánica se basa en que son los principales descomponedores de la lignina, un polímero muy difícil de degradar presente en las plantas terrestres y fuente de la rigidez estructural que éstas necesitan para la colonización de los distintos hábitats. 

A pesar de la amplia distribución de la lignina en los ecosistemas terrestres, su descomposición sólo la realizan un número restringido de microorganismos, principalmente hongos y dentro de estos se destacan los Basidiomicetos y que por esta funcionalidad se los llama hongos de podredumbre blanca.

podredumbre blanca

Si bien se han encontrado bacterias degradadoras de lignina, su influencia en los ecosistemas es insignificante con respecto a la de los hongos de podredumbre blanca. 

La degradación de lignina es un prerrequisito para la hidrólisis de los demás componentes de la biomasa vegetal, de ahí que estos hongos son fundamentales e indispensables  en los ciclos de la materia orgánica.

Tanto es el interés que despertaron estos hongos tan peculiares, que muchos investigadores comenzaron a estudiarlos minuciosamente.

Por ejemplo, un grupo de investigadores de Sri Lanka dirigidos por la doctora Enuka Attanayake, estudiaron la capacidad de estas enzimática de estos hongos en degradar el polietileno, el plástico más utilizado en las bolsas de compra, envoltura de comida y botellas.

https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0288133

A partir de este trabajo ellos concluyeron que la especie fúngica Phlebiopsis flavidoalba, podría utilizarse para la degradación del polietileno, aunque reconocen, queda mucho más para investigar.

Si bien es muy importante encontrar mecanismos para degradar la basura plástica que los humanos generamos diariamente, hay que recordar que al igual que con la salud, siempre es preferible prevenir que curar, y que por lo tanto los humanos nos debemos un cambio de hábitos, si queremos mantener un equilibrio en los ecosistemas de manera que todas las especies podamos seguir conviviendo.

Foto de portada por Andreas by Pixabay

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